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Capital Historica (Cuzco)

El Cuzco,4​ oficial y legalmente, Cusco5​ (en quechua sureñoQusqu o Qosqo; pronunciación usual: quechua local [ˈqo̝s.qɔ]castellano [ˈkus.ko̞]) es una ciudad del sureste del Perú ubicada en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes, en la cuenca del río Huatanay, afluente del Vilcanota. Es la capital del departamento del Cusco y, además, según está declarado en la Constitución peruana, es la «capital histórica» del país.

La ciudad, según el INEI, es la séptima más poblada de Perú, y albergaba, en 2017, una población de 437 538 habitantes.1

Antiguamente fue capital del Imperio inca y una de las ciudades más importantes del virreinato del Perú (funcionó como su última sede de gobierno desde diciembre de 1821 hasta la victoria independentista en 1824).6​ Durante la época virreinal, bajo la soberanía de la corona española, se construyeron diversas iglesiasuniversidades, palacios y plazas barrocas y neoclásicas. Estas construcciones son los atractivos que hacen que la ciudad sea el principal destino turístico del país. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1972 y Patrimonio de la Humanidad en 1983 por la Unesco. Y suele ser denominada, debido a la gran cantidad de monumentos que posee, la «Roma de América».7

Toponimia
Portal de carrizos en la Plaza de Armas.
Iluminación nocturna de la ciudad.
Etimología

La forma original del topónimo, tal fue encontrado en quechua cuzqueño de la época de la conquista del Imperio Inca, debe haber sido, como en el quechua cuzqueño actual, /qusqu/ [‘qos.qɔ]8​. Se estima que el topónimo tuvo un origen aimaraico, de la frase qusqu wanka (‘peñón de la lechuza’) a partir de la leyenda de los hermanos Ayar,8​ donde Ayar Auca ocupa el sitio del Cuzco volando con sus propias alas para posarse sobre un peñón de la zona y convertirse en una marca de ocupación litificada:

“¡Ve allá volando (porque dicen le habían nacido unas alas), y sentándote allí toma posesión en el mismo asiento donde parece aquel mojón, porque nosotros iremos luego a poblar y vivir”. Ayar Auca, oídas las palabras de su hermano, levantóse sobre sus alas y fue al dicho lugar que Manco Capac le mandaba, y sentándose allí se convirtió en piedra y quedó hecho mojón de posesión, que en la lengua antigua de este valle se llama cozco, de donde le quedó el nombre del Cuzco al tal sitio hasta hoy

Betanzos cita cómo el nombre Qosqo fue perdiendo trascendencia:

“…al cual pueblo [de hasta treinta casas pequeñas pajizas y ruines] llamaban los moradores de él, desde su antigüedad, Cozco, y lo que quiere decir este nombre Cozco no lo saben declarar, más que ansí se nombraba antiguamente”.

Una etimología diferente fue propuesta por el Inca Garcilaso de la Vega, quien afirma que:

Pusieron por punto o centro [del Tahuantinsuyu] la ciudad del Cozco, que en la lengua particular de los Incas quiere dezir ombligo de la tierra: llamáronla con buena semejança ombligo, porque todo el Perú es largo y angosto como un cuerpo humano, y aquella ciudad está casi en medio
Comentarios Reales de los Incas, Libro II, Cap. XI10

Sin embargo, no existe ningún registro entre los diccionarios tempranos quechuas o aimaras de un término para ‘ombligo’ semejante al nombre de la ciudad. Esta ausencia de documentación corroborativa ha llevado a los filólogos contemporáneos a descartar la etimología ofrecida por el Inca. Si bien la etimología exacta de este nombre de lugar aún está en disputa, por lo general se acepta que el topónimo no es de origen quechua y se considera la hipótesis aimarista como la más probable.11​ A pesar de lo anterior, la versión garcilasiana se ha mitificado en el folclore de la región, ha pasado a formar parte de la tradición oral y el discurso turístico, y ha generado que (El) Ombligo del Mundo sea un epíteto usual en castellano para referir a la ciudad.

Historia de sus formas escritas
La primera imagen del Cuzco en Europa. Felipe Guamán Poma de AyalaPrimer nueva corónica y buen gobierno.

La forma original en el español del topónimo es ⟨Cuzco⟩, que corresponde a la forma en que los conquistadores entendieron [‘qos.qɔ], entendiendo la uvular oclusiva [q] como la velar castellana /k/ (representado con la letra ⟨c⟩), [o] como /u/ castellana (⟨u⟩) y [ɔ] como /o̞/ castellana (⟨o⟩);12​ de la misma manera que escribieron ⟨México⟩ [‘me.ʃi.ko]. La escritura con zeta ⟨z⟩ de Cuzco corresponde plenamente al estado de las sibilantes, tanto en castellano como en quechua cuzqueño de la época antigua, y a una sólida ortografía castellana para el mismo periodo, de tal forma que se escribía con ⟨z⟩ porque se pronunciaba [s] y no con el sonido apical [ş] que se tiene en español de España el grafema ⟨s⟩:

  • estamos aquí, una vez más, ante dos tipos de sibilantes: una dorsal, representada por <ç, c(e, i), z>, y otra, equivalente a la apical española, registrada con <s,ss>. Pues bien, que el dialecto cuzqueño haya tenido dos sibilantes es algo que no sorprende ni menos escandaliza a quien conozca las variedades centrales y norteñas de la lengua. […] De manera que, así como la variedad jaujina distingue dos sibilantes: /s/ dorsal y /š/ palatal, así también el cuzqueño del siglo XVII diferenciaba dos de ellas, sólo que, en el presente caso, no es fácil dar con el equivalente de la segunda de las citadas. ¿Habría sido ésta una palatal /š/ como la jaujina? No lo parece, desde el momento en que el mismo Gonçález Holguín se adelanta en advertirnos, en las páginas iniciales de su obra, que en la variedad cuzqueña “no ay vso” de la letra <X> (“Al lector”, op. cit), y, como se sabe, esta grafía representaba por entonces a la sibilante palatal [š]. Por consiguiente, descartando dicha posibilidad, no es aventurado sostener que la naturaleza de la articulación de la segunda sibilante cuzqueña debió estar muy próxima a la de la apical castellana. […] De todo ello ahora resulta perfectamente comprensible por qué, para registrar el nombre de la capital imperial, se echó mano, no de la <s> sino de la <z>, pues entonces, como ahora mismo, el topónimo se pronunciaba [qosqo] y no [qoşqo].

Los primeros cronistas apuntaron el nombre de la ciudad casi invariablemente como <Cuzco> o <Cozco>, que en la ortografía española del siglo xvi, en pleno proceso de reajuste de las consonantes sibilantes, mejor se aproximaba al sonido de Qusqu [ˈqo̝s.qo]. Así, podemos encontrar Cuzco en las Reales Cédulas de Carlos I, en las crónicas de Francisco de Jerez (1534), en distintos documentos de la Gaceta de Madrid y en los mapas del siglo xix (desde 1815) y XX (hasta por lo menos 1976). De esta forma, la lectura exacta pasa a los demás idiomas europeos, perdurando hasta ahora como la forma más usada fuera del Perú.4​ La grafía <Cusco>, sin embargo, sí es consignada en varios documentos coloniales para su lectura pública, aunque es muy poco común entre los textos cultos. Puede encontrarse en los mapas que ilustran los anexos Perú en los mapas históricos y ciudad de Pisco en los mapas históricos de los siglos XVII, XVIII y XIX hasta 1814, adicionalmente al mapa de 1597 que ilustra este artículo (en latín).

La forma gráfica de <Cuzco> se mantuvo como predominante hasta el siglo xx. A inicios del siglo xx, intelectuales locales y limeños, muchos de ellos influidos por el indigenismo, como Rafael Larco HerreraLuis Eduardo ValcárcelHoracio Urteaga y Carlos Alberto Romero141516​ escribieron textos importantes con la grafía <Cusco> para su lectura exacta. En la misma ciudad del Cuzco, por propuesta del Instituto Americano de Arte, con apoyo de la Academia Mayor de la Lengua Quechua, el 12 de marzo de 1971 la Municipalidad emitió una ordenanza donde cambió la forma oficial del ayuntamiento de <Cuzco> a <Cusco>, proscribiendo la forma española.17​ En 1986, el ministro de Educación de turno, por petición formal del burgomaestre cuzqueño, promulgó una Resolución Ministerial oficializando esta grafía de <Cusco> a nivel del gobierno central para su lectura exacta.18​ Este cambio produjo naturalmente que en los textos oficiales de educación pública se prefiriera la nueva escritura que la versión española.

Posteriormente, recogiendo la ortografía quechua contemporánea que incluye la letra q para la consonante oclusiva uvular sorda, el 23 de junio de 1990, el Consejo Municipal del Cusco aprobó un nuevo dispositivo, el acuerdo municipal n.° 078, por el cual se dispuso: “Instituir el uso del nombre <Qosqo>, en sustitución del vocablo Cusco, en todos los documentos del Gobierno Municipal del Cusco”.[cita requerida] De ese modo, se pretendía escribir en castellano el topónimo tal como este es escrito en la ortografía moderna quechua (en su versión pentavocálica). Este uso nunca se generalizó, aunque pervive hasta hoy.

Otros nombres indígenas

Tanto Guamán Poma como el mercedario fray Martín de Murúa recogen un nombre que habría sido anterior al de Cuzco y que escriben en ambos casos como “Acamama”. Leído desde el quechua, este topónimo ha sido interpretado como aqha mama (‘madre de la chicha’), por ejemplo por José de la Riva-Agüero y Osma y el diccionario de la Academia Mayor de la Lengua Quechua. Más recientemente, se ha propuesto una filiación puquina; en ese sentido Rodolfo Cerrón-Palomino postula la forma subyacente puquina *aka pana o *aqa pana,19​ identificable en el término <acapana> definido por el Arte y vocabulario quechua de 1586 como “remolino de aire y nieve, o celaje o arreboles”.20

Por otra parte, el franciscano José Francisco María Ráez registra nombres quechuas modernos alternativos para esta ciudad en su contribución al Vocabulario Políglota Incaico de 1905, todos relacionados con pupu ‘ombligo’: junto a Cuzco, se usaría también <Pupo> (en ortografía moderna, Pupu) en el quechua huanca, y <Cuzco-pupu> o <Pupute> en el quechua ayacuchano.21​ No está claro si en esa época estos eran realmente usados para referir a la ciudad, o solamente se trata de una anotación guiada por la hoy descartada etimología del Inca Garcilaso. Asimismo, los quechuas ayacuchano y puneño contemporáneos no han conservado la forma [qosqɔ] (Qusqu), sino que usan la pronunciación [kusku] (escrito, Kusku), probablemente reingresada a la lengua desde el castellano.22

Epítetos

Son muy usados para referir a la ciudad, especialmente en situaciones formales y en lenguaje periodístico, los epítetos La ciudad imperialEl ombligo del mundo y La capital histórica (del Perú). El primero de ellos es claramente el más usado y comprendido en el ámbito nacional.

Por su parte, la Dirección de Turismo y Comercio Exterior del Cusco en 2008 promocionó la ciudad rescatando el epíteto de la Roma de América, de corte garcilasiano, por alusión a su gran cantidad de patrimonio monumental.7​ Este último epíteto, sin embargo, no es muy utilizado y compite en referente con la cercana ciudad de Juli, que también lo usa.

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